Estadios Prehistóricos de Cultura
Morgan fue el primero que con
conocimiento de causa trató de introducir un orden preciso en la prehistoria de
la humanidad, y su clasificación permanecerá sin duda en vigor hasta que una
riqueza de datos mucho más considerable no obligue a modificarla.
De las tres épocas principales -salvajismo, barbarie, civilización-sólo
se ocupa, naturalmente, de las dos primeras y del paso a la tercera.
Subdivide
cada una de estas dos etapas en los estadios inferior, medio y superior, según
los progresos obtenidos en la producción de los medios de existencia, porque,
dice:
"La habilidad en esa producción
desempeña un papel decisivo en el grado de superioridad y de dominio del hombre
sobre la naturaleza: el hombre es, entre todos los seres, el único que ha
logrado un dominio casi absoluto de la producción de alimentos. Todas las
grandes épocas del progreso de la humanidad coinciden, de manera más o menos
directa, con las épocas en que se extienden las fuentes de existencia".
El desarrollo de la familia se opera
paralelamente, pero sin ofrecer indicios tan acusados para la delimitación de los
periodos.
I. SALVAJISMO
1. Estadio inferior. Infancia del
género humano.
Los hombres permanecían aún en los
bosques tropicales o subtropicales y vivían, por lo menos parcialmente, en los
árboles; esta es la única explicación de que pudieran continuar existiendo
entre grandes fieras salvajes.
Los frutos, las nueces y las raíces
servían de alimento; el principal
progreso de esta época es la formación del lenguaje articulado.
Ninguno de los pueblos conocidos en
el período histórico se encontraba ya en tal estado primitivo. Y aunque este
periodo duró, probablemente, muchos milenios, no podemos demostrar su
existencia basándonos en testimonios directos; pero si admitimos que el hombre
procede del reino animal, debemos aceptar, necesariamente, ese estado
transitorio.
2. Estadio medio.
Comienza con el empleo del pescado (incluimos aquí también los
crustáceos, los moluscos y otros animales acuáticos) como alimento con el uso del fuego.
Ambos fenómenos van juntos, porque el
pescado sólo puede ser empleado plenamente como alimento gracias al fuego.
Pero con este nuevo alimento los
hombres se hicieron independientes del clima y de los lugares; siguiendo el curso de los ríos y las costas
de los mares pudieron, aun en estado salvaje, extenderse sobre la mayor parte
de la Tierra.
Los toscos instrumentos de piedra sin
pulimentar de la primitiva Edad de Piedra, conocidos con el nombre de
paleolíticos, pertenecen todos o la mayoría de ellos a este período y se
encuentran desparramados por todos los continentes, siendo una prueba de esas
emigraciones.
La población de nuevos lugares y el
incansable y activo afán de nuevos descubrimientos, vinculado a la posesión del
fuego, que se obtenía por frotamiento, condujeron al empleo de nuevos
elementos,
-como las raíces y los tubérculos
farináceos, cocidos en ceniza caliente o en hornos excavados en el suelo, y
-también la caza, que, con la
invención de las primeras armas -la maza y la lanza-, llegó a ser un alimento
suplementario ocasional.
Jamás hubo pueblos exclusivamente
cazadores, como se dice en los libros, es decir, que vivieran sólo de la caza,
porque sus frutos son harto problemáticos. Por efecto de la constante
incertidumbre respecto a las fuentes de alimentación, parece ser que la
antropofagia nace en ese estadio para subsistir durante largo tiempo. Los australianos
y muchos polinesios se hallan hoy aún en ese estadio medio del salvajismo.
3. Estadio superior.
Comienza con la invención del arco y
la flecha, gracias a los cuales llega la caza a ser un alimento regular, y el
cazar, una de las ocupaciones normales.
El
arco, la cuerda y la flecha forman ya un instrumento muy complejo, cuya
invención supone larga experiencia acumulada y facultades mentales
desarrolladas, así como el conocimiento simultáneo de otros muchos inventos.
Si comparamos los pueblos que conocen
el arco y la flecha, pero no el arte de la alfarería (con el que empieza, según
Morgan, el tránsito a la barbarie), encontramos ya algunos indicios de
residencia fija en aldeas, cierta maestría en la producción de medios de
subsistencia: vasijas y trebejos de madera, el tejido a mano (sin telar) con
fibras de albura, cestos trenzados con albura o con juncos, instrumentos de
piedra pulimentada (neolíticos). En la mayoría de los casos, el fuego y el
hacha de piedra han producido ya la piragua formada de un solo tronco de árbol
y en ciertos lugares las vigas y las tablas necesarias para construir
viviendas.
Todos estos progresos los
encontramos, por ejemplo, entre los indios del noroeste de América, que conocen
el arco y la flecha, pero no la
alfarería. El arco y la flecha fueron para el estadio salvaje lo que la
espada de hierro para la barbarie y el arma de fuego para la civilización: el
arma decisiva.
II. LA BARBARIE
1.
Estadio inferior.
Empieza con la
introducción de la alfarería.
Puede demostrarse que en
muchos casos y probablemente en todas partes, nació de la costumbre de recubrir
con arcilla las vasijas de cestería o de madera para hacerlas refractarias al
fuego; y pronto se descubrió que la arcilla moldeada servía para el caso sin
necesidad de la vasija interior.
Hasta aquí hemos podido considerar el
curso del desarrollo como un fenómeno absolutamente general, válido en un
período determinado para todos los pueblos, sin distinción de lugar.
Pero con el advenimiento de la
barbarie llegamos a un estadio en que
empieza a hacerse sentir la diferencia de condiciones naturales entre los dos
grandes continentes.
El rasgo característico del período
de la barbarie es la domesticación y cría de animales y el cultivo de las
plantas. Pues bien;
-el continente oriental, el llamado
mundo antiguo, poseía casi todos los animales domesticables y todos los
cereales propios para el cultivo, menos uno;
-el continente occidental, América,
no tenía más mamíferos domesticables que
la llama -y aún así, nada más que en la parte del Sur-, y uno sólo de los
cereales cultivables, pero el mejor, el
maíz.
En virtud de estas condiciones
naturales diferentes, desde este momento la población de cada hemisferio se desarrolla
de una manera particular, y los mojones que señalen los límites de los estadios
particulares son diferentes para cada uno de los hemisferios.
2.
Estadio medio.
-En el Este, comienza con
la domesticación de animales y -en el Oeste, con el cultivo de las hortalizas
por medio del riego y con el empleo de adobes (ladrillos secados al sol) y de
la piedra para la construcción.
Comenzamos
por el Oeste, porque aquí este estadio no fue superado en ninguna
parte hasta la conquista de América por los europeos.
Entre los indios del estadio inferior
de la barbarie (figuran aquí todos los que viven al este del Misisipí) existía
ya en la época de su descubrimiento cierto cultivo hortense del maíz y quizá de
la calabaza, del melón y otras plantas de huerta que les suministraban una
parte muy esencial de su alimentación; vivían en casas de madera, en aldeas
protegidas por empalizadas.
Las tribus del Noroeste,
principalmente las del valle del Columbia, hallábanse aún en el estadio
superior del estado salvaje y no conocían la alfarería ni el más simple cultivo
de las plantas.
Por el contrario, los indios de los
llamados pueblos de Nuevo México, los mexicanos, los centroamericanos y los
peruanos de la época de la conquista, hallábanse en el estadio medio de la
barbarie; vivían en casas de adobes y de piedra en forma de fortalezas;
cultivaban en huertos de riego artificial el maíz y otras plantas comestibles,
diferentes según el lugar y el clima, que eran su principal fuente de
alimentación, y hasta habían reducido a
la domesticidad algunos animales: los mexicanos, el pavo y otras aves; los
peruanos, la llama.
Además, sabían labrar los metales,
excepto el hierro; por eso no podían aún prescindir de sus armas a instrumentos
de piedra. La conquista española cortó en redondo todo ulterior
desenvolvimiento independiente.
En el
Este, el estado medio de la barbarie comenzó con la
domesticación de animales para el suministro de leche y carne, mientras que, al
parecer, el cultivo de las plantas permaneció desconocido allí hasta muy
avanzado este período. La domesticación de animales, la cría de ganado y la
formación de grandes rebaños parecen ser la causa de que los arios y los
semitas se apartasen del resto de la masa de los bárbaros. Los nombres con que
los arios de Europa y Asia designan a los animales son aún comunes, pero los de
las plantas cultivadas son casi siempre distintos.
La formación de rebaños llevó, en los
lugares adecuados, a la vida pastoril;
-los semitas, en las praderas del
Eufrates y del Tigris;
-los arios, en las de la India, del
Oxus y el Jaxartes [1]; del Don
y el Dniépér.
Fue por lo visto en estas tierras
ricas en pastizales donde primero se consiguió domesticar animales. Por ello a
las generaciones posteriores les parece que los pueblos pastores proceden de
comarcas que, en realidad, lejos de ser la cuna del género humano, eran casi
inhabitables para sus salvajes abuelos y hasta para los hombres del estadio
inferior de la barbarie. Y, a la inversa, en cuanto esos bárbaros del estadio
medio se habituaron a la vida pastoril, nunca se les hubiera podido ocurrir la
idea de abandonar voluntariamente las praderas situadas en los valles de los
ríos para volver a los territorios selváticos donde habitaran sus antepasados.
Y ni aun cuando fueron empujados hacia el Norte y el Oeste les fue posible a
los semitas y a los arios retirarse a las regiones forestales del Oeste de Asia
y de Europa antes de que el cultivo de los cereales les permitiera en este
suelo menos favorable alimentar sus ganados, sobre todo en invierno.
Es más que probable que el cultivo de los cereales naciese
aquí, en primer término, de la necesidad de proporcionar forrajes a las
bestias, y que hasta más tarde no cobrase importancia para la alimentación
del hombre.
Quizá la
evolución superior de los arios y los semitas se deba a la abundancia de carne
y de leche en su alimentación y, particularmente, a la benéfica influencia de
estos alimentos en el desarrollo de los niños.
En efecto, los indios de los pueblos
de Nuevo México, que se ven reducidos a una alimentación casi exclusivamente
vegetal, tienen el cerebro mucho más pequeño que los indios del estadio
inferior de la barbarie, que comen más carne y pescado. En todo caso, en este
estadio desaparece poco a poco la antropofagia, que ya no sobrevive sino como
rito religioso o como un sortilegio, lo cual viene a ser casi lo mismo.
3.
Estadio superior.
Comienza con la fundición
del mineral de hierro, y pasa al
estadio de la civilización con el invento de la escritura alfabética y su empleo para la notación literaria.
Este estadio, que, como
hemos dicho, no ha existido de una manera independiente sino en el hemisferio
oriental, supera a todos los anteriores juntos en cuanto a los progresos de la
producción.
A este estadio pertenecen
los griegos de la época heroica, las tribus italas poco antes de la fundación
de Roma, los germanos de Tácito, los normandos del tiempo de los vikingos.
Ante todo, encontramos aquí por
primera vez el arado de hierro tirado
por animales domésticos, lo que hace posible la roturación de la tierra en
gran escala -la agricultura- y produce, en las condiciones de entonces, un
aumento prácticamente casi ilimitado de los medios de existencia; en relación
con esto, observamos también la tala de
los bosques y su transformación en tierras de labor y en praderas, cosa
imposible en gran escala sin el hacha y la pala de hierro. Todo ello motivó
un rápido aumento de la población, que se instala densamente en pequeñas áreas.
Antes del cultivo de los campos sólo circunstancias excepcionales hubieran
podido reunir medio millón de hombres bajo una dirección central; es de creer
que esto no aconteció nunca.
En los poemas homéricos,
principalmente en la "Iliada", aparece ante nosotros la época más
floreciente del estadio superior de la barbarie.
La
principal herencia que los griegos llevaron de la barbarie a la civilización la
constituyen instrumentos de hierro perfeccionados, los fuelles de fragua, el
molino de brazo, la rueda de alfarero, la preparación del aceite y del vino, el
labrado de los metales elevado a la categoría de arte, la carreta y el carro de
guerra, la construcción de barcos con tablones y vigas, los comienzos de la
arquitectura como arte, las ciudades amuralladas con torres y almenas, las
epopeyas homéricas y toda la mitología.
Si comparamos con esto las
descripciones hechas por César, y hasta por Tácito, de los germanos, que se
hallaban en el umbral del estadio de cultura del que los griegos de Homero se
disponían a pasar a un grado más alto, veremos cuán espléndido fue el
desarrollo de la producción en el estadio superior de la barbarie.
El
cuadro del desarrollo de la humanidad a través del salvajismo y de la barbarie
hasta los comienzos de la civilización, cuadro que acabo de bosquejar siguiendo
a Morgan, es bastante rico ya en rasgos nuevos y, sobre todo, indiscutibles,
por cuanto están tomados directamente de la producción. Y, sin embargo,
parecerá empañado e incompleto si se compara con el que se ha de desplegar ante
nosotros al final de nuestro viaje; sólo entonces será posible presentar con
toda claridad el tránsito de la barbarie a la civilización y el pasmoso
contraste entre ambas.
RESUMEN
Por el momento, podemos generalizar
la clasificación de Morgan como sigue:
Salvajismo.
-Período en que predomina la apropiación de productos que la naturaleza da ya
hechos; las producciones artificiales del hombre están destinadas, sobre todo,
a facilitar esa apropiación.
Barbarie.
-Período en que aparecen la ganadería y la agricultura y se aprende a
incrementar la producción de la naturaleza por medio del género humano.
Civilización.
-Período en el que el hombre sigue aprendiendo a elaborar los productos
naturales, período de la industria, propiamente dicha, y del arte.
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